Palabras del Editor
El 9 de octubre de 2007 se
conmemora el cuadragésimo aniversario del asesinato del comandante Ernesto Che
Guevara, perpetrado en La Higuera, Bolivia, por orden de los gobiernos de
Lyndon B. Johnson y René Barrientos. En el transcurso de estas cuatro décadas,
se cerró aquella etapa histórica en la cual el Che lanzó la consigna de «Crear
dos, tres… muchos Viet Nam» y se abrió una nueva donde la lucha de los pueblos
de América Latina, salvo excepciones, no se canaliza por la vía armada. A pesar
de esa realidad y de los intentos de borrar o distorsionar su imagen, «Che
permanece, generación tras generación, trascendiendo los cambios más profundos
y abruptos», como símbolo de «disímiles temáticas –muchas de las cuales no
formaban parte del inventario público de las reivindicaciones sociales en el
período histórico en que se ubica su acción y pensamiento».
En homenaje a esa fecunda labor
revolucionaria que, a cuarenta años de su desaparición física, el Che sigue
realizando, la editorial Ocean Sur, con la colaboración del Centro de Estudios
Che Guevara, publica este número especial de Contexto Latinoamericano, que
incluye una selección de textos del Che y sobre el Che agrupados en seis
partes. Las primeras cinco contienen artículos, discursos, ensayos y cartas del
Che organizados acorde con la periodización de su obra establecida por el
Centro de Estudios Che Guevara, que comprende: su primer viaje por América
Latina; su segundo viaje por América Latina; su participación en la guerra de
liberación de Cuba; su contribución política y teórica como dirigente de la
Revolución Cubana; y su lucha internacionalista en El Congo y Bolivia. La sexta
parte la integran reflexiones de reconocidos especialistas que abordan la
vigencia de su legado desde diversas perspectivas.
Con este número especial, le
rendimos tributo a un Che presente que «nos dejó no solo su ejemplo y aliento,
sino, fundamentalmente, un pensamiento creador, capaz de penetrar en el tiempo
y demostrar así su consistencia y validez». Esta consistencia y validez de sus
ideas esenciales no se desdibuja por estar entremezcladas con análisis que
llevan el cuño del momento histórico en que fueron concebidas, ni por los
errores en los que haya podido incurrir en la difícil tarea de teorizar sobre
procesos en gestación y desarrollo. El Che es tan inmenso, que no necesita una
«lectura indulgente» de su obra:
[…] El propio Che,
de sobrevivir a la experiencia boliviana, habría sido el analista más riguroso de esa experiencia como
también de todo su pensamiento […] Así lo hizo con todas las experiencias
revolucionarias en que participó, tanto en su vida guerrillera como en sus
diversos quehaceres como constructor de la nueva sociedad. […]
Examinar
críticamente el ideario del Che es, pues, ser guevarista. Es asumir el marxismo
y toda la cultura teórica sobre la revolución, como él los ejercitó.
Ese examen crítico del ideario
guevarista tiene una importancia crucial porque, como si participara en
nuestros debates de hoy, un Che vivo nos recuerda que el poder es «el
instrumento indispensable para aplicar y desarrollar el programa revolucionario,
pues si no se alcanza el poder, todas las demás conquistas son inestables,
insuficientes, incapaces de dar las soluciones que se necesitan, por más
avanzadas que puedan parecer» y
que el «tránsito pacífico no es el logro de un poder formal en elecciones o
mediante movimientos de opinión pública sin combate directo, sino la
instauración del poder socialista, con todos sus atributos, sin el uso de la
lucha armada».
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